lunes, 20 de febrero de 2012

LENGUAJE FLORIDO



“La margarita y la estrella, - cada flor y cada punta – el jazmín de una pregunta o de una amante querella… - Van los ojos o las manos – descubriendo los arcanos.

¿Si, no…? – La estrella, la flor, - se van juntas deshojando:

¡Qué en tu boca está soñando – mi margarita de amor!...

(Juan Manuel Naveros Burgos, “Poma”)


Aunque la razón y la ciencia nos alejan de la magia, qué agradable y divertido es, a veces, servirse de ella, cuando sabes algo, que las señales te confirmen en tu creencia y cuando dudas, que te den confianza o algún rito para conseguir o recuperar lo anhelado. Siempre hemos sentido ese deseo arcano de acudir a un oráculo que nos desvele lo oculto, quizá el menos peligroso y más accesible sea el oráculo floral.

En algún momento romántico muchos hemos deshojado una margarita sin atribuirle poder al resultado, pero como algo primitivo que ha continuado en las tradiciones sabemos que hubo relación entre los pétalos y el amor, el perfume y la flor.


La noche es el momento oportuno

En ella se esconden las respuestas del amor, la magia es más fácil de creer entre sus tinieblas, si queremos saber la respuesta mágica a esas permanentes preguntas entre enamorados ¿me quiere? ¿me es fiel? Podemos acudir a un sencillo rito o tradición, hay que esperar a la noche de un viernes y, antes de acostarnos, fijar una hoja de laurel con un alfiler en la pared donde reposa la cama (no debe clavarse demasiado), la punta de la hoja debe mirar hacia arriba.

Una vez preparado el oráculo floral nos vamos a dormir, al amanecer si la hoja ha permanecido derecha “todo marcha a las mil maravillas”, si se ha inclinado a la izquierda debemos vigilar y cuidar más nuestra relación para que no caiga en la rutina y el desánimo, pero si se ha inclinado a la derecha esa persona siente una gran pasión por nosotros quizá dormida y solo espera que la despertemos.

Una costumbre arcana

Mientras estamos en la quietud del sueño podemos desvelar según la tradición incógnitas mayores como saber quién será nuestro compañero o compañera en la vida, para dilucidar ese enigma solo tenemos que esperar a la noche anterior a San Valentín, el día 13 de febrero y coser

en la almohada 5 hojas de laurel, una en cada lado de la almohada y la quinta en el centro, luego damos la vuelta y a la almohada y dormimos placidamente, a la mañana siguiente podemos estar seguros de que la persona que será nuestra pareja ha aparecido en nuestros sueños.

Margaritas, Rosas, las flores contestan…

No solo los pétalos de una margarita pueden responder a los enamorados, también según antiguos ritos las rosas y los cardos borriqueros pueden hacerlo, si bien hay que preguntar en una determinada época del año, antes de San Juan, la noche atribuida a las hadas y los magos.

Tras la puesta de sol, la persona que desea conocer su suerte en el amor debe caminar por un jardín y como la mujer de Lot, sin volver la vista atrás, tomar una rosa de un rosal. La rosa se envolverá en papel vitela y no debe abrirse de nuevo hasta la noche del 23 de diciembre víspera de Navidad, entonces, se quita el papel y si la corola está intacta, el día de Navidad se la podrá sobre el pecho o en el ojal, el primer joven o la primera joven que pregunten por la rosa y la toquen serán sin duda el novio o novia del dueño de la flor.

También en la noche de San Juan, a las 12 exactamente, si recogemos una rosa y la ponemos en un vaso sin agua sobre el alféizar de nuestra ventana, a las cinco de la mañana debemos observarla, si aún conserva su frescura podemos estar seguros del amor que nos profesan, si está ajada es mejor estar avisados del peligro que nuestra relación corre, quizá para trabajar en ella y poder salvarla o para dejar el agua correr.

La misma noche de San Juan, mágica para el amor, podemos recoger 3 o más cardos borriqueros, según nuestras necesidades, cada uno se enterrará, cabeza abajo, poniendo imaginariamente el nombre de un admirador o admiradora, o de alguien que nos interese, a la mañana siguiente, muy temprano los desenterramos, el que no se haya marchitado será el que de verdad corresponderá a nuestro amor con igual sensibilidad y entrega, los arrugados mejor ni intentarlo con ellos o ellas, porque no sintonizarían con nosotros.

jueves, 16 de febrero de 2012

¿ES POSIBLE CAMBIAR EL COLOR DE LAS FLORES?


“¿Puedes adivinar lo que pretenden hacer los hombrecitos jardineros? Están intentando pintar las rosas de color rojo, y tienen muchísima prisa por dejarlas terminadas antes de que llegue la Reina. De esa manera tal vez la Reina no se dé cuenta de que en un principio el rosal era blanco: y entonces tal vez no les cortarían la cabeza a los hombrecitos.

Como ves había cinco grandes rosas blancas en el rosal --¡menudo trabajo pintarlas todas de rojo!--. Pero ya tienen terminadas tres y media, y si no perdieran el tiempo hablando --¡trabajad, hombrecitos, poneos a trabajar!” (Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll)

Estoy segura de que no es necesario hacerlo porque cada flor tiene un color en relación con su esencia y perfume, pero muchas veces lo sorprendente es encontrar las cosas trastocadas de sus características tradicionales y se entiende la trasgresión como una moda, así vestir a un bebé con colores fuertes, rojo o amarillo, en lugar de los clásicos colores pálidos pastel o encontrar rosas azules o margaritas rojas puede ser parte de una decoración novedosa que estimule visualmente por lo contradictorio.

Cambiar el color de las flores es posible, aunque no es tarea fácil, cuando queremos cambios radicales, uno de los sistemas más conocidos es sumergir las flores blancas en anilina y hacer que las margaritas adquieran un color azúcar cristal.

Conseguir que las flores blancas cambien su color parece operación más fácil que hacer que corolas azules o rojas pasan a ser amarillas o naranjas, o azules, ¿quien no repararía en un jarrón lleno de flores de tonos cambiados?.

Estos cambios pueden hacernos sentir estupor o admiración, pero sin duda harían que miráramos el ramo.

Fantasía entre las flores

Por medio de los ácidos se pueden dar colores diferentes a las flores, para hacer cambiar el color de las flores debemos sumergir las corolas cabeza abajo en ácido nítrico teniendo cuidado de no sumergir el tallo, debemos dejar la corola sumergida durante unos pocos minutos o durante 10 o 15 minutos, dependiendo del tipo de flor y la consistencia de sus pétalos y color original, inmediatamente después debe ser pasadas por agua corriente para eliminar los restos de ácido.

El ácido nítrico cambia las flores de color blanco a un tono limón, las violetas pasan a ser encarnadas, y las azules, como el acónito o las gencianas, toman un tono carmesí.

Una vez escurridas y secas las flores debemos hacer un pequeño corte al tallo y colocarlas en un florero con agua pura, podemos alternar flores en su color original con flores “teñidas”, como geranios amarillos, violetas rosas, gencianas azules, gencianas rojas…

Como los minutos de inmersión son aproximados es la práctica la que nos da el punto adecuado para dar salida a nuestros experimentos de color.

Otros sistemas

Si ponemos una rosa roja al vapor de azufre inflamado se vuelve blanca, si la ponemos en agua, al estar en contacto en ella vuelve a tomar su color primitivo a las 5 o 6 horas.

Si sobre los pétalos de rosas blanqueadas trazamos dibujos con un pincel empapado en una disolución de sosa, los pétalos se vuelven de color verde esmeralda brillante.

El cloro destruye los colores vegetales si metemos en una disolución de agua con cloro un ramo de flores pierden su color apareciendo blancas, así un ramo de violetas sumergido en esta solución puede parecer otro al sacarlo ya que aparecerá como un ramo de violetas blancas.

jueves, 9 de febrero de 2012

POLLO A LA CHINA


No se puede decir que sea pollo chino porque en China no utilizan tantos ingredientes para cocinar, todo es muy medido, aquí los restaurantes chinos se adaptan a nuestros gustos y cuando vamos a ellos comemos su comida europeizada, en China apenas ponen cantidad y si ponen un ingrediente ya no ponen otro, por ejemplo en las recetas de pollo, el pollo brilla por su ausencia, lo que abunda es la salsa y su sabor envolvente, este pollo a la china es más de aquí que de allá, aunque tiene el toque exótico del oriente.


Ingredientes: 4 contramuslos de pollo a trocitos y deshusados, ½ cucharadita de sal maldon, 8 cucharadas de aceite de oliva, 1 pimiento rojo, 2 alcachofas, 2 zanahorias, 1 cebolleta, 1 bolsa de setas congeladas o similar (lata o deshidratadas), ½ vaso de vino blanco, 3 cucharadas de maicena, 1 cucharada de azúcar moreno, 1 cucharada de piñones, 1 cucharada de castañas de lata y 1 cucharada de salsa de soja.


Preparación: Ponemos las 3 cucharadas de maicena en un plato hondo y pasamos ligeramente los trocitos de pollo partidos por ellas.


Calentamos el aceite en una sartén o wok y doramos el pollo por todos lados, añadimos el pimiento a trozos, la cebolleta a trozos gruesos, las alcachofas cortadas a láminas y las zanahorias cortadas a rodajas sesgadas.

Dejamos que todo se dore dando unas vueltas durante 2 o 3 minutos.

Añadimos entonces los piñones y doramos también, entonces ponemos el ½ vaso de vino y echamos la bolsa de setas congeladas, dejamos que consuma el líquido, añadiendo casi al final la cucharada de azúcar moreno y la salsa de soja, por ultimo ponemos la sal maldon y servimos.

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